La Poesía mira bajo la epidermis del simple acontecer, siempre más allá de la piel, por donde se siente más caliente o más frío, por donde transita el caos o la bendita pulsación.
Se le llama Poeta al que sabe interpretar ese lenguaje mudo, sin señas ni símbolos, pero puede explicarlo con nítidas imágenes de tangibles letras.