Tan imperceptible la danza del hierro caliente
cuando va rodeando las cabezas de
las ensimismadas aves, lelas ellas
los barrotes bronceados en la piel
yo tengo alas voluminosas y pulmones sensibles,
no quepo en las pajareras y, a veces,
tropiezo con las puertas del campo;
no tengo rama propia ni calle con nombre que me ubique
cuando sale el sol, siempre me quedo atrás de la
bandada mientras lo observo...
...me gustan las cosas que suceden por primera vez todos los días
así que está jodido, muy jodido,
que renunciar a vivir en cualquier jaula
no me cueste quemarme las puntas de las plumas un poco
pero, soy ave de mirada larga
y en todo tiempo, de corto trino;
amo el nido en el árbol
y el perceptible silencio de una bandada en vuelo libre
en realidad, temo no caber ni en el ancho de las palabras,
pues lo único que me cabe a mí en el pecho
es el cielo.
IRMA P.
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