Tan imperceptible la danza del hierro caliente
En algún poema te encontrarás un día, y ese será un lugar para ti, a donde volver siempre.
Tan imperceptible la danza del hierro caliente
pero quiero decirlo;
intento lo que mi voz no podría sin que
la exaltación la quiebre al tratar de superar
el maravilloso paisaje sonoro de "su nombre" y
de su voz pronunciando el mío
Cada par de ojos suma,
y tú terminas siendo la suma
de todos los que te miraron sin conocerte
cada respuesta barniza la grieta que ocultas
y nadie sospecha que por ahí te quiebras,
que por ahí te vas de ti
sin despedirte, sin darte la cara,
extrañándote desde las entrañas de tu alegría y
de la superficial imagen de afuera
cada par de ojos suma, sí,
todo eso suma a la resta que resulta
de gastar lustre para la mirada ajena,
por la compañía, por el amor,
por el inefable abrazo que no te das
tú, que conoces qué leche han absorbido tus huesos,
la hora que te despierta y
la calidad de tus sábanas en invierno,
mírate lejos de los ojos ajenos,
y desde ese otro lado regálate "un día de ayer",
un diálogo con reflectores a telón abierto
en dónde las matemáticas regresen
a los mercados y a los estadistas,
y tú,
frente a cualquier espejo,
encuentres generoso saldo a favor
en la auténtica mirada de aprobación
de quién mejor y más te conoce.
IRMA P.
¡¿Has visto, amor?!
han pasado por el frente de tu casa
un centenar de palabras azabache,
galopando sobre el lomo
de una preciosa yegua literaria
¡Poema! se llama esta potra
de cuatro bríos y cero trancas
está ensillada con suelta rienda y blando estribo,
sin más jinete que el impetuoso amor que,
sin estruendo ni deseo cohibido,
te llevará a las voces más
profundas de su ombligo
cuando llegue a ti,
cuando te vea,
me verás relinchar en verso largo
la contentura de mis estrofas espoleadas,
y un concierto romántico de cascos
nos abrirá camino al llano,
avisando cabalgata, invitación y tiempo,
sobre el que deberás subirte
-bienvenido-
sobre mí.
IRMA P.
En un mundo en donde los adultos olvidan a los niños, no se puede esperar niños que cuando estén adultos, recuerden la gratitud. I.P.