Hay muchas formas de contar la historia de la vida de uno, y en ese sentido cada quien elegiría su manera de hacerlo, pero siempre evocando aquello que ha sido constante vibración para su espíritu y ritmo necesario para el ánimo de su pulso. Yo no he de contar la historia de mi vida aquí ni ahora, pero mientras estaba editando el video que a continuación comparto, una avalancha de pensamientos, recuerdos y emociones despertaron mi conciencia para darme cuenta de lo mucho que éste puede hablar de mí. Las películas que he seleccionado, todas románticas, no son sólo drama y tragedia como se suele suponer, también son cintas de imágenes felices, provocadoras de erotismo, enamoramiento e inspiración que reposan a gusto en mi memoria; ellas, su producción, sus mensajes y sus actores.
Por fortuna, a mí me tocó un tiempo en que ir al cine era el plan más delicioso y completo; una aventura emocionante y muchas veces imperdible. Los actores eran nuestros referentes para saber cómo peinarnos, cómo movernos y qué vestir; los personajes eran como espejos íntimos mostrándonos nuestras múltiples caras y reacciones frente a múltiples situaciones de la vida, y los libretos eran como potentes almas creadoras de visiones y emociones que nos acompañaban por días. Ir al cine era la gran oportunidad para experimentar intensamente otras historias, otras vidas y otros mundos; el arte escénico en Pantalla Grande, lo máximo. Ir al cine era..., digo, y ese 'era' suena como que ya no. Ya no vamos al cine como antes. Cada vez es menos frecuente la mención y la invitación, lo que lamentablemente prevee un futuro de extinción para el séptimo arte con todo y su brillo, con todo y sus bellos y sus famosos, con todo y su creatividad, con todo y su impacto cultural, social; con toda su maravillosa experiencia multisensorial y, con todo y sus inolvidables bandas sonoras al fondo de tantas historias de amor que hemos vivido.
Así pues, con infinita nostalgia y porqué no decirlo, con gratitud y reverencia por toda la maravilla audiovisual que se echa de menos, por los talentos que ya se fueron y nos hicieron sentir tantas cosas, por las grandes producciones y por que no desaparezcan, he reunido con cierta solemnidad en este breve video lo que para mí han sido las obras cinematográficas más trascendentes, inolvidables y hermosas en su género que en su momento tocaron grata, dulcemente y con hondura mi corazón.
Todas maravillosas. Todas entrañables. Todas "tan propias".
¡Que viva el Amor! ¡Que viva el cine!
¡Muéranse de amor!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
"Toda crítica verdadera es un acto de amor".