Puedo
escribir
los versos
más tristes
esta noche...
pero no,
estoy muy triste.
IRMA
En algún poema te encontrarás un día, y ese será un lugar para ti, a donde volver siempre.
Si no queremos bonito al Ser único que somos, terminaremos siendo como esos bajitos de estima que se la pasan mirándose en su propio reflejo de agua para no sentirse solos, para no verse solos, para no saberse solos. Como "los Narcisos", confundidos ególatras -pobres al fín- siempre necesitando en exceso para poder sobrevivir la profunda soledad que les habita, por la absoluta desproporción del amor que carecen.
IRMA P.
Hay muchas formas de contar la historia de la vida de uno, y en ese sentido cada quien elegiría su manera de hacerlo, pero siempre evocando aquello que ha sido constante vibración para su espíritu y ritmo necesario para el ánimo de su pulso. Yo no he de contar la historia de mi vida aquí ni ahora, pero mientras estaba editando el video que a continuación comparto, una avalancha de pensamientos, recuerdos y emociones despertaron mi conciencia para darme cuenta de lo mucho que éste puede hablar de mí. Las películas que he seleccionado, todas románticas, no son sólo drama y tragedia como se suele suponer, también son cintas de imágenes felices, provocadoras de erotismo, enamoramiento e inspiración que reposan a gusto en mi memoria; ellas, su producción, sus mensajes y sus actores.
Por fortuna, a mí me tocó un tiempo en que ir al cine era el plan más delicioso y completo; una aventura emocionante y muchas veces imperdible. Los actores eran nuestros referentes para saber cómo peinarnos, cómo movernos y qué vestir; los personajes eran como espejos íntimos mostrándonos nuestras múltiples caras y reacciones frente a múltiples situaciones de la vida, y los libretos eran como potentes almas creadoras de visiones y emociones que nos acompañaban por días. Ir al cine era la gran oportunidad para experimentar intensamente otras historias, otras vidas y otros mundos; el arte escénico en Pantalla Grande, lo máximo. Ir al cine era..., digo, y ese 'era' suena como que ya no. Ya no vamos al cine como antes. Cada vez es menos frecuente la mención y la invitación, lo que lamentablemente prevee un futuro de extinción para el séptimo arte con todo y su brillo, con todo y sus bellos y sus famosos, con todo y su creatividad, con todo y su impacto cultural, social; con toda su maravillosa experiencia multisensorial y, con todo y sus inolvidables bandas sonoras al fondo de tantas historias de amor que hemos vivido.
Así pues, con infinita nostalgia y porqué no decirlo, con gratitud y reverencia por toda la maravilla audiovisual que se echa de menos, por los talentos que ya se fueron y nos hicieron sentir tantas cosas, por las grandes producciones y por que no desaparezcan, he reunido con cierta solemnidad en este breve video lo que para mí han sido las obras cinematográficas más trascendentes, inolvidables y hermosas en su género que en su momento tocaron grata, dulcemente y con hondura mi corazón.
Todas maravillosas. Todas entrañables. Todas "tan propias".
¡Que viva el Amor! ¡Que viva el cine!
¡Muéranse de amor!
En el 2008 esto escribí y así lo escribí:
Todo lo que se hace "por otros" debería mantenerse en la más absoluta reserva, guardarse en lo profundo de la memoria del corazón (en el frasquito de los recuerdos dulces), allá en donde el presumido ego no pueda encontrarlo y deshaga el regalo. Que esos otros lo sepan, lo reciban y se sirvan es suficiente. ¿No es así?
Puedo escribir los versos más tristes esta noche... pero no, estoy muy triste. IRMA