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sábado, 30 de julio de 2022

HAPPINESS

 


En la perfumería de lujo
de una avenida que no es la quinta,
hay un frasquito redondo
que no es de vidrio
con una tapa en forma de medialuna hacia arriba
que sí lo es
se llama "Happiness";
hoy me lo puse, me puse mucho para
lucir este aromático poema
que va leyéndose en su fragancia verbal
sin evaporarse
¡a que es una delicia su aroma; un goce!
y, cómo hueles de bien tú ahora,
toda vez que sus "notas de corazón",
seguramente han ensanchado con su esencia
tu sonrisa.

IRMA P.


miércoles, 27 de julio de 2022




Del blanco al negro al blanco, que ninguno de mis tonos grises queden pálidos, planos o insonoros. Llevo en las manos una rosa blanca, cuya sonoridad luminosa, redondea las agudezas del devenir azabache. 
IRMA P.


 

 


Yo a veces quiero ser otra mujer,
ser eso y ser lo otro,
tener más o tener menos
pero me acuerdo de ti,
de que es a mí
a quien tú amas cuando miras,
y entonces,
esa otra mujer desaparece
tras la envidia
de no ser yo.

IRMA P.

 


"Esperar el momento correcto/perfecto suele ser una de las trampas favoritas del miedo" (leído por ahi).
"Estoy esperando el momento correcto, porque cuando me decida, no habrá punto de retorno para mí; no saldré con nadie más; no amaré a nadie mas; no me importará nada más por el resto de mi vida" (leído en el muro de un amigo).
Luego, pienso yo: Cómo no va a dar miedo tomar esa decisión basada en tanto radicalismo. Parece que en el fondo se teme tanto a no ser consecuente con los sentimientos, que hace falta condicionarlos para tomar una decisión que, en realidad, debería surgir con plena libertad y confianza a partir de lo que se siente en el aquí y en el ahora. Nada garantiza no equivocarnos, y no hay nada malo en ello si eso sucede; lo que es legítimo no merece espera y no debería avergonzarnos o ser motivo de arrepentimiento. Hay que hacer que las cosas pasen; porque por lo general, quienes pasamos somos nosotros frente a la indiferencia de las cosas. La vida misma.
I.P.



 


Hay un río de poesía que fluye besándonos los ojos.
Encuentra tu imagen, y deja que ésta te lleve a esa orilla en donde amas vivir.

I.P.

 


El regalo de la música, de la poesía, del arte...
¡todo está disponible!

qué duda se tiene entonces,
qué excusa para detener la ofrenda

no se cree el triunfo de la sensibilidad perezosa,
de la magnitud de las carencias que se esconden tras
la repetitiva elección sin ninguna originalidad,
en la aburrida marcación de una tendencia

un poco de lo bonito de la vida cada día,
de todo lo fresco,
de lo distinto e irrepetible,
de esas cosas que, incuestionablemente,
abundan en su alcance y existencia;
he ahí la novedosa y mágica alegría,
el avivamiento,
"el salto del delfín" realizándosenos por dentro.

IRMA P.



 


Ser o no ser,
amar o no amar;
la cuestión es no creer que estas cosas
se pueden hacer a medias.

I.P.

QUEJADERA

 



Como un mal hábito,
descubro de repente
esta costumbre de lamentar
lo no vivido,
lo escaso,
lo excesivo,
el hacer,
el estar,
el no,
el si

la queja silenciosa
se acomoda sagaz en mi cabeza
como tormenta y tormento
que no cesa y que acosa

todo es pared, laberinto y selva,
es decir:
obstáculo,
sin-salida,
espesura

qué me salvará de esta incomodidad
que es mi “yo” sonámbulo
sin la conciencia de las cosas buenas

y me quejo

quién hablará de mis días de lucha
si el miedo es mudo

y me quejo

cómo llegaré al principio del camino
si no hay ninguno a mis pies tampoco

me pierdo mientras ando entre vacíos
y así,
me quejo una vez más

la tormenta lo sabe y por eso es
tormento demencial, quejadera, joda

cada que musita gime, chirrea, se queja…

caen lágrimas enormes
como goterones pesados
y mi vida, a nivel del piso,
se tiñe roja frente a un cristo
que parece no mirarme

y me quejo

me quejo y me lamento,
como ayer, me lamento,
como ahora, ya lo dije, es un hábito

refunfuñando, lloro como tormenta anciana
que habla y se queja por mi boca

mientras tanto,
ni me veo, ni me escucho,
tampoco se me ocurre el lamento
ni una sola queja o diminuta protesta,
por esta ceguera patética de mí.

IRMA P.



FORMAS DE AMAR

 


A veces, no hay nada que hacer,
ni siquiera mi amor debe moverse
para que estés conmigo
he comprendido,
y en este punto, no acoso retorno
porque, entender es aceptar,
y eso también es una forma de amar
cuando libera
a veces,
al amor hay que soltarlo un poco,
abrir la mano del deseo que
estrangula con ansias y, sin renuncia,
aprender a esperar.

IRMA P.


 

ESTOY CAMBIANDO

 



Estoy cambiando,
cambiando como todo cambia;
no percibo la muda de piel,
ni la gracia con que crece mi pelo
ayer tuve en la boca un sabor
blanco y dulcemente redondo
y hoy, cuando revisé el recuerdo,
encontré desencajada la geometría del placer
estoy cambiando sin notarlo,
sin avisarme que he dejado atrás
mucho más que algunas direcciones
que solían ser mi casa o mi credo
me leo en el dibujo que han hecho de mí
y quisiera disculparme
por no parecerme a ello,
por haber cambiado,
por estar cambiando,
por suspirar ahora, de otro color
pero,
tampoco el mar es el mismo
aunque llegue siempre a la misma orilla,
ningún tronco crece sin arruga,
ni hay vasija que permanezca
vacía en su fondo si no está rota
estoy cambiando
frente al canto de tus ojos
y al ritmo del timbal de una corriente de agua
lo imperceptible es cuestión de tiempo:
hay montañas,
que ya no están en el mismo lugar.

IRMA P.



domingo, 3 de julio de 2022

RECIBIMIENTO

Emocionante es la dilación cuando no es espera;
cuando se recibe
un regalo,
un sobre,
una carta

dan ganas de alargar esa ternura que tienen
los presentes concedidos,
de postergar saber
qué caricias vienen envueltas en papel de seda
para demorar el último sabor de esa auténtica sorpresa

complace dejar esa presencia a la vista,
muy a la mano, sin abrirla, sin tocarla;
saber que está cerca,
que tiene voz, ¡un rostro!,
que se encuentra sólo a la distancia de
la volutad ya conquistada

pasado el preámbulo
-más no la dulce expectativa-
buscar el momento para
la ceremonia de develación y disponerse
a reverenciar el placer del recibimiento

recibirlo,
abrirlo,
saberlo,
sentirlo,
llorarlo en estallidos de dicha

como a él,
como él,
-gracia espléndida del amor que me bendice-
cada vez y todas las veces
que me llega.

IRMA P.



En algún poema te encontrarás un día, y ese será un lugar para tí, a donde volver siempre.