La última vez que fui al futuro
no logré llegar muy lejos
nadie sabe para dónde va y
sin embargo, aquel lugar está lleno
las paredes se levantan sobre la tierra
donde antes se extendían
con vitalidad otras raíces
la sangre es pálida y tan espesa
como fluido de agua enferma
-eso se ve en los ojos,
no en las pieles-
hay esquinas cuyo cruce da igual,
hay cruces en las esquinas
hay millones de puertas idénticas
con números indescifrables
que son como tapas de frascos
de laboratorio
hay un ser humano
en cada frasco de laboratorio
hay un embudo
estrecho,
categórico,
soberbio
se realizan experimentos
en donde se filtra luz
sin sol ni luna
inevitable, la mesa se seca y
cae de rodillas hecha polvo,
el piso cruje rabioso su tapete de vidrio
y la vida llora la ausencia
del manto del río
ahora, que anda descalza
la última vez que fui al futuro,
no logré llegar ni cerca...
no tengo los zapatos para ese mundo.
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