La soledad no sabe jugar.
La invito a menudo porque
me divierto con ella.
Me deja; pero no sabe jugar.
Es tramposa:
era mi turno y no pude moverme.
En el juego, no se vale agarrar.
Abusa, lo extraño de este tiempo, de nuestra voluntad y destino tan a la deriva los caprichos de la incertidumbre han anestesiado el paladar...
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"Toda crítica verdadera es un acto de amor".