Lo sé,
cada uno de mis actos,
es decir, de mis pasos,
han sido imborrables huellas únicas
en la arena del tiempo
acuso que todos los firmé
sin discriminación,
sin trampa y sin malicia,
aunque no siempre
con la misma firmeza
hay evidencias de negligencia,
duda y temor,
que hicieron ampollas
y luego, heridas
no fue fácil perdonar,
ni perdonarme
ahora lo sé,
la vida es una playa imprevisible
de incontables huellas
en donde acosa el viento al
polvillo de arena,
y se mete en los ojos y
no deja ver,
y entre todos los pliegues y
no deja caminar
pero,
uno también es dueño de sus orillas,
el lugar a donde llega y se retira
la espuma que va lavando los pies
y borrando esas huellas
allí, en donde siempre se sabe que
la suciedad de los ojos se limpia,
llorándolos.
IRMA P. - 2014
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