DESMEMORIA
Si no me conoces ahora,
ésta que soy,
no te la podré recordar
me renuevo cada día en mi memoria,
como cada día,
en la desmemoria, olvido
no tengo miedo,
no lo tendré,
si tú me recuerdas.
IRMA PÉREZ, 2019
DESMEMORIA
Si no me conoces ahora,
ésta que soy,
no te la podré recordar
me renuevo cada día en mi memoria,
como cada día,
en la desmemoria, olvido
no tengo miedo,
no lo tendré,
si tú me recuerdas.
IRMA PÉREZ, 2019
¿Qué vamos a hacer con tanta tristeza?
la última vez que nos visitó la compasíón
ni siquiera tiene fecha
porque no hubo
notario que la certificara,
ni gobernante, ni dama,
ni experto,
ni mujer, ni hombre,
ni piel de nadie que filtrara pena
o un ápice de ternura
en alguno de sus ojos
desde entonces,
la tierra acumula sus vergüenzas
debajo de almohadas de plumas
y en alcantarillas techadas con alfombras de lujo
y cabezas con corona
la mezquindad y la violencia
se anotan la gran cifra de victimas a diario,
declarando camposanto al mundo
y a la vida, desierto de bondad, páramo
¿Qué vamos a hacer con tanta tristeza?
si no nos conduelen las lágrimas de la alegría,
si no nos conmueve un poema de amor,
si no nos talla la inmoralidad, la mentira,
si no nos queremos
¿hacer?
nada haremos con tanta tristeza,
si es que, en el pecho, no nos arde nada.
Irma PÉREZ
Dicen que el Amor es la asignatura pendiente de todos; la lectura que reiterativamente obviamos sobre la que pudiera ser la guía más corta acerca del vivir y convivir, y que en su invitación, no propone fin sin felicidad. Dicen que es la razón por la que estamos en este mundo y la misión por la que, al final de los finales, habrá valido la pena haber vivido. Dicen que no hay que llenar el cuaderno pero que hay márgenes que si se pasan, lo vuelven a poner a uno en el inicio de todo. Dicen que un sólo renglón ajustado al bien como origen y destino, y al ideal de su esencia indisoluble, invariable e infinita como única fuente de identidad, propiedad y pertenencia, bastará para aprobarla.
¿Cómo iremos con eso?
I.P.
El arte, los artesanos, los artistas siempre se han encargado de que no nos falte el amor en todas sus posibles manifestaciones y expresiones; de que éste acuda a llenar cualquier espacio o fisura que pudiera separarnos de nuestra esencia y de nuestra razón y alegría de vivir. En días como hoy, en medio de una pandemia que por largo tiempo nos ha tallado radical y profundamente el espíritu, que le dio protagonismo y contundencia a la distancia, con el poder del recurso virtual integrado a la mano, no tendríamos excusa para no ofrecer un detalle afectuoso o un saludo amoroso a nuestros seres queridos; sí, este día que pasa veloz, reconocible, visible y por una única vez cada año, siendo en realidad una oportunidad hermosa para hacer "la gran fiesta" que no podemos realizar todos los días. -Cada quien sabrá del tiempo y la ocasión que le permite al amor intervenir en su vida-
Así que, se trata sólo de acercarse al arte, los regalos están disponibles; no piden dinero, están ahí, sin puerta qué derribar que no sea la tuya.
I P.
Pendular nuestro amor hasta el ritmo,
agradarnos en lo continuo de la rueda,
agradecernos por los dos;
enamorarnos del "nosotros", del "nos", del "otro"
celebrarnos en la gran fiesta de Eros,
y que el tiempo se disponga cómplice y espléndido
para verlo.
IRMA P.
DEL AMARILLO-DICHA
Hay una ventanita
por la que miro al mundo,
ese espectro inabarcable
en donde pongo los sentidos
para explicarme el canto del gallo
cada día
esta ventanita, es el ojo de cristal por el que veo y me dejo ver
afuera, hay un pedazo del rostro del mundo que no sonríe
porque le falta un pulmón y le
sobran amputaciones
pero, también,
hay vastos lotes de amarillo-dicha
en unos cuantos enormes girasoles que son
como esplendorosos soles míos,
inextinguibles y permanentes
adentro, estoy yo, buscando sonreír cada minuto siguiente
con mi luz prendida,
permanente e inextinguible
dicen que los girasoles
van girando su rutina
de cara al sol,
y yo, yo no giro en el encierro,
yo tengo plumas,
y soy friolenta,
y por eso la vista
y por eso la ventana
sé que a veces no logro ser
del sol ni uno sólo de sus tonos rubios,
no obstante, siempre hay un girasol o tres que, sabiendo esto, encuentro siempre, invariablemente,
de cara a mí.
Irma PÉREZ
DEL AMOR QUE SE LLEVA A SOLAS
He leído:
A la pregunta, ¿El amor es uno o hay varios tipos de amor? Se me ocurre:
La realidad es que hay que aceptar que no somos felices; que la felicidad consiste en perder el miedo a no serlo, en dejar de condicionarla y fragmentarla, en no ubicarla en otros y afuera, en acceder a su brevedad recordando que también con ella todo en exceso es malo, en perdonar "la nalgada" y todo lo que vino, como ella, con la intención de despertarnos después de haber nacido.
Siempre quise un hombre intelectual
que me cargara del poema a la cama
un hombre comprometido con los sueños y el soñar,
trascendental con lo fundamental y con las labores
importantes
como el arte de trenzar mi pelo o nuestras piernas
un hombre de ciencia que supiera contarme
la historia de su geografía
y enseñarme la ecuación del amor sin mucha
matemática
siempre quise un hombre intelectual apasionado del
beso,
un amante que me ilustrara con la maestría de Eros
sobre la alegría del cuerpo y la felicidad de dos almas
un erudito de los efectos de la cortesía de la risa,
del buen humor, del contacto visual y del afecto;
un maestro del abecedario de la ternura
quise siempre un hombre sin misterios,
culto y cultivado en el amor;
arrullo, fueguito, menta, entraña, oda, pompa
siempre quise un hombre fresco y aromático, es
decir,
generoso con su esencia y su fragancia,
perfumado en sus pliegues de luces y sombras
como lluvioso bálsamo en tiempos de sequía existencial
quise siempre, un sabelotodo de los usos del
jengibre,
de la lavanda, del saúco y del agua de mar
por si acaso el acoso del sarpullido del desvelo o
la tos del miedo;
mejor dicho, una lumbrera para la oscuridad de mi
ignorancia,
un sabio para la sofocación de la arrogancia,
un hombro para mi hombro
una eminencia en jardinería femenina
y en el arte del método del florecimiento de su
género;
semilla, convexo, gota, madera sin corte
siempre quise un hombre así,
que gustara de una mujer como yo,
que se descalzara para caminarme por dentro,
para andar mis corredores con lectura felina,
conocedor y cómodo en lo íntimo y en lo próximo
compañero amigo y, viceversa;
hogar, ancla, arnés, aire, lana, circuito, amén
un hombre arado como el trigo
en vasta tierra dorada, dedicada y agradecida,
en territorio sin fronteras para su riego y para su
cielo;
cosecha, narrativa, sol, prosa, música de cereales
quise siempre un hombre así, un intelectual
impetuoso
que me llevara de la cama al poema,
al "nosotros",
al renglón donde se sientan a conversar nuestras
palabras,
a un "henos aquí" en verso libre y
sin atoramientos hasta la última página,
a la portada de un texto sin márgenes
escrito en prosa poética con la literatura de ambos
siempre quise un hombre así,
a la medida de este poema que, cortísimo en la expresión
del lenguaje, aún no lleva en su título su nombre.
I.P.