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lunes, 17 de marzo de 2014
El cansancio es una frontera llena de peligros
un lugar en el que hay que dar un paso atrás sin vacilar
uno adelante es caer en la trampa de las zanjas del desánimo
y encontrar allí el rostro impávido del entusiasmo
es sentir cierto terror acumulándose en la sangre
como ese miedo a no tener ganas, a no querer más.
Qué cansancio, tanto pintar de colores el lienzo
y el lienzo permanece, obstinadamente blanco.
IRMA PEREZ, La Pillis - 2014
un lugar en el que hay que dar un paso atrás sin vacilar
uno adelante es caer en la trampa de las zanjas del desánimo
y encontrar allí el rostro impávido del entusiasmo
es sentir cierto terror acumulándose en la sangre
como ese miedo a no tener ganas, a no querer más.
Qué cansancio, tanto pintar de colores el lienzo
y el lienzo permanece, obstinadamente blanco.
IRMA PEREZ, La Pillis - 2014
POEMA AL AMIGO
AL AMIGO
Voy al amigo
cuando voy a mi
me conoce su intuición
me enseña su vocación,
él asiste orgulloso
a todos mis aciertos
y me hace grande
cuando no veo mi tamaño.
Voy al amigo
sin ir a él,
la distancia
no separa acuerdos
la distancia sólo es
una palabra vacía,
los te quiero
no riñen con el silencio...
Voy al amigo
como vino a mi
desprevenido
continuamente
desprevenido,
hasta que un día
empecé a quererlo,
qué día fue ese
que no recuerdo
desapercibido
sin mancha
distinto a aquel
en que me dijo que me quería
lo recuerdo, me lo dijo
y yo era extranjera aún
de todos sus espacios.
Voy al amigo
para que no sea
que entre líneas del tiempo
o entre hojas de otoño
adivine mi amor
o lo suponga,
y yo me quede
sin la sublime emoción
irrepetible
de que lo sepa
ahora,
por mi.
IRMA PÉREZ, La Pillis
Voy al amigo
cuando voy a mi
me conoce su intuición
me enseña su vocación,
él asiste orgulloso
a todos mis aciertos
y me hace grande
cuando no veo mi tamaño.
Voy al amigo
sin ir a él,
la distancia
no separa acuerdos
la distancia sólo es
una palabra vacía,
los te quiero
no riñen con el silencio...
Voy al amigo
como vino a mi
desprevenido
continuamente
desprevenido,
hasta que un día
empecé a quererlo,
qué día fue ese
que no recuerdo
desapercibido
sin mancha
distinto a aquel
en que me dijo que me quería
lo recuerdo, me lo dijo
y yo era extranjera aún
de todos sus espacios.
Voy al amigo
para que no sea
que entre líneas del tiempo
o entre hojas de otoño
adivine mi amor
o lo suponga,
y yo me quede
sin la sublime emoción
irrepetible
de que lo sepa
ahora,
por mi.
IRMA PÉREZ, La Pillis
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En algún poema te encontrarás un día, y ese será un lugar para tí, a donde volver siempre.