Él no se lo puede creer;
hace tan sólo unas pocas horas
le dije que le quería con locura
se lo digo todos los días,
sobre todo cuando no tengo voz,
es decir,
cada vez que con la suya
me lanza a un universo místico
y me convierte en estrella de
la divinidad
cuando me dice
"te quiero, mi amor";
entonces,
soy yo quien no me lo puedo creer
y así permanecemos los dos,
como eclipsados en la confianza de dos verdades juntas,
maravillados dentro del éxtasis
de un sentimiento increíble.
IRMA P.
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"Toda crítica verdadera es un acto de amor".