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lunes, 15 de mayo de 2023

 

DEL IRSE
De tanto repetir las cosas, los momentos y los escenarios, éstos desaparecen con todo y el brillo de su novedad, de su sonoridad, de su vibración y significado. Pasa a menudo y con todo. Se dejan de ver las maravillas de lo que alguna vez fue extraordinario en algún momento que no se sabe, ni se sospecha. Entonces, se piensa en todos los posibles sinónimos que la palabra "irse" tiene: marcharse, largarse, huir, partir, alejarse, escapar, emigrar... "Dejar un lugar para habitar otro", esa es la frase corta que recoge la distancia más larga -geográficamente hablando- pero al desmenuzar el tema, no hay cartilla que simplifique la magnitud de la exigencia emocional que eso implica cuando se trata de una inminente imposición o una decisión inminente.
Cuando el cuerpo se muda o se mueve de lugar temporalmente, se cree que la nueva panorámica hará milagros y desaparecerá cosas; que extinguirá a los malos hábitos o hará colapsar a las rutinas; que arreglará la casa con todo y sus bisagras y fisuras, y que un sólo toque de magia o fe bastará para lograr reivindicaciones y perdones. Pero no. No se puede escapar del "nosotros mismos" por más lejos que "el avión" nos lleve, ni por más cerca a la desmemoria que estemos. De manera permanente estamos del otro lado y más allá de lo que cubre la ropa, es decir, somos el equipaje que no se afora por intangible, no cosificable e incalculable; que no cruza una piedra o una frontera sin llevarnos en su cuero, en su fuelle, en sus ruedas y costuras. Así, aunque sean otras las circunstancias, aunque el paisaje no sea aquel conocido aburrido, y lo sensorial esté con lo nuevo en deleite y distraído; aunque aullemos extasiados a la luna en los magníficos predios del vecino y queramos hacer casa en tierra de peces o cipreses, nada cambiará a ser arrebol de los sueños ni gozo de un horizonte nuevo, si tras las narrativas personales que vivimos no logramos develar con clara honestidad las luces y las sombras entretejidas en la última foto que nos tomamos, cuando nos pilló un intenso frío en pleno día de verano.
I.P.



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"Toda crítica verdadera es un acto de amor".

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