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miércoles, 20 de diciembre de 2023

MENSAJE DE FIN DE AÑO 2023

 


Un último aliento y este año 2023 llegará, de pie o de rodillas, a su fin, pero no muerto. Como sea, las imágenes que todos los días registramos o no, de cada acontecimiento y experiencia vivida, hacen ya parte de la historia que se puede contar. Lo que se puede contar, es decir, aquello que para todos, ya fue. Si nos detenemos en ese razonamiento y logramos consultarle a la memoria sin que ésta nos reclame lo que, tras una voluntad inconsciente quisimos olvidar, es probable que lleguemos en cómoda reversa a los momentos aquellos que vivenciamos con toda la trascendencia posible o, a aquellos otros que, por descuido o despiste, omitimos respetarle su exclusiva e irrepetible única oportunidad. Como este, este instante para mí en el que escribo y, este otro instante para ti en el que lees. Cada instante pues, antes de ser recuerdo, es una elección de libre albedrío que, en su ininterrumpida sucesión, termina siendo el principio único del momento presente y la rotunda evidencia del propio y elegido direccionamiento que le hemos dado a nuestra vida. Presente.

A medida que escribo, no cesa la emoción en hacerse grande y en privilegiar el lugar de los sentimientos en los conceptos que voy razonando. Entonces pienso que si no fuera por ellos, este texto, con todo y su bien intencionado propósito, sería un error. Así que, en días como este, frente a la inminente despedida de este año, es inevitable pausar el agite de los quehaceres y silenciar el ruido para mirar y luego saber y luego asumir en qué lugar se está, quién se es, qué nos contiene y nos sostiene, con qué se cuenta y con qué no, y qué se puede contar de todo ello al momento de recibir el nuevo tiempo.  Así que, frente a ese difuminado tablero que muestra en retrospectiva lo acontecido y lo vivido, he querido recoger en unas palabras a este año, que en su conteo nos guarda apenas unos pocos días para dejarlo concluido y atrás. Pasado.

Lo que se puede contar... Tanto tantísimo y tan poco; no obstante, al final, uno bien sabe la cuantía de su abundancia y de su carencia. Consulto a mi memoria sabiéndola caprichosa. Lo que puedo contar que encuentro en ella, se define y resume rápido en la contundente imagen de un abrazo, una imagen interiorizada a partir de su innegable grandeza cuando en un gesto espontáneo, desprendido y desarmado de abrir los brazos y desbloquear el pecho, se comunica o se expresa lo inefable de un sentimiento que es receptor cuando se entrega.

Así, he de contar sobre abrazos; abrazos que enmarcaron Encuentros de rebosante felicidad y Despedidas de profunda nostalgia, donde la volátil espera se reinicia sin espera; abrazos redondos de emoción a Seres queridos por generosos, respetados por bondadosos, amados por amorosos; abrazos de estrechez gozosa al Tronco Familiar desde su raíz hasta sus brotes, por ser semillero de alegrías, campo de recursos y pan de paz; abrazo jubiloso a la Persistencia por el constante fuego a la Ilusión y por el rigor en el cumplimiento de la entrega de su recompensa; abrazos a los Sueños que despertaron; a la Paciencia que adoctrinó; a aquellos Temores que renunciaron al hostigamiento dejando serenidad a cambio; vital abrazo a la Salud desde la humilde y frágil condición humana, por ahuyentar a sus enemigos y mantenerse, ella misma, saludable en tantos casos; abrazos copiosos de respeto a la Madre naturaleza por el alimento, la belleza, la compañía y la hospitalidad; a las Mascotas que se fueron, a las que siguen siendo ángeles en este mundo que no les merece; abrazo de abundante respeto a la Música y al Arte por pintar a los grises de colores y a los colores de esperanza; obviamente, aunque apesadumbrado, un abrazo y con todas las letras a la Poesía, por la desafortunada desconexión del bienaventurado hilo inspirador y por la ausencia del aire respirable en la casa donde las palabras habitan; miles de intensos abrazos de gratitud y admiración a los Talentos, habilidades, genialidades y Bondades de esas personas que, cerca o lejos, nos hacen dignos de su beneficio, gracia o favor; abrazos de frescura y liberación a los Cambios, que permiten el derrumbamiento de las murallas del hartazgo, la inmovilidad y la resignada mediocridad; un abrazo silenciosamente dulce a la Soledad por todas las veces que nos recordó lo acompañados que estamos; abrazo y flor al valiente Guerrero que es trabajador humanitario y acosa estoicamente a la delgadez del gesto solidario y al fortalecimiento del egocentrismo. Y, por supuesto, el más consentido y sostenido abrazo al Amor, por ser maestro absoluto de obras intelectuales, estoico capitán de vehículos y rutas emocionales y, categórico guardián de luces y ocultas oscuridades; por probar a raja tabla que siempre Es y Está por encima de todas las cosas; por evitar la desconfiguración total del mundo; por orientar el mapa de las inquietudes; por ser bocado, ventana, hijo, moneda, agua, mano, aroma, risa, número, vereda, flor, letra, pais, aguja, lágrima, juego, fuego, espuma, luna, cuna, cabalgata, útero, morral, vocal, molienda, estribillo, pata, arete, tribu, hombre del norte, mujer del sur.  

Como dije, la memoria es caprichosa; sin embargo, dejo aquí este día de diciembre del año 2023, un testimonio simplificado que me llueve de un cielo sentimental, que quiere desbordar las orillas de la distancia y de este tiempo exclusivo e irrepetible, entrañable y nostálgico, para abrazar con mis palabras en esta época de Navidad y fin de año, con el genuino deseo de que, mientras pasamos por la vida y la vamos contando, se eleve la curva de crecimiento de los abrazos y que estos sean múltiples, constantes y venerables. Futuro.

2024 . . . BIENVENIDO 

🤍❤️🖋️ . . . 


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