Al nacer, todos llegamos con una lamparita encendida. Es nuestro deber y nuestro derecho mantenerla así durante todo el trayecto de la vida y mientras caminamos hacia nuestro horizonte particular pues, calor, fuego y luz son las tres cosas fundamentales que necesitamos para acompañar la existencia.
Calor: la justa medida del amor que procura, privilegia y preserva la calidad y calidez de todas las cosas que armonizan y equilibran la vida.
Fuego: la justa medida de apasionamiento y entusiasmo que todo lo mueve, lo potencializa, lo crea y lo reinicia.
Luz: la perfecta medida de conciencia y sabiduría que todo lo revela, lo encausa, lo facilita y lo ilumina.
Al nacer, todos llegamos al mundo del bien y el mal con una lamparita encendida. Cada lamparita pertenece a uno y a un sólo ser único; pero ellas son al mundo, como los dedos a la mano. De la vida, son la vida; del ser, son el don.
Al nacer, todos llegamos con un don.
IRMA P.
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