Allí estaba,
por fuera de la horizontal del ojo,
un inalcanzable racimo de hojas vivas
incrustado entre los ladrillos ásperos y sucios
de una elaborada, fría y antigua fachada
un inalcanzable racimo de hojas vivas
incrustado entre los ladrillos ásperos y sucios
de una elaborada, fría y antigua fachada
nada de aquella edificación
-con todo y su majestuosa presencia-
me robó el aliento como
aquella "manchita" verde -en medio de la nada-
saludándome, ebria de soledad
saludándome, ebria de soledad
ella, adueñada de mis ojos y yo de la sorpresa,
le dije que le haría un poema mientras
cruzamos, en ese instante,
distintas nostalgias, las dos
distintas nostalgias, las dos
allí quedó erguida la esperanza,
a la intemperie su vulnerabilidad
sobreviviendo sin fatiga su obstinada raíz
entre venas de cemento y escombros de pie
allí estaba,
viva,
sana,
testigo y testimonio,
milagrosa como un poema ofrecido y
lleno de agua.
IRMA P.
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