Alguien llega y, sin imaginarlo,
ocupa aquella maldita soledad
se cree que por fin ésta se va,
da por hecho la diaria salida del sol con su calor
y la entrada a su casa de la luz de la luna sobre
todos los lugares donde podría menguar el estado felíz
o aumentar el miedo
pero un día,
una marea contenida y turbia
sube a los niveles de su cama,
y en la mesa principal se quedan peleando un par de copas
por la única boca que queda
otra vez, el reflejo de un sólo objeto en el espejo,
opaco, inerte, silencioso como la sombra
del tiempo que sigue
en lo eterno de su oscuridad,
un ser sediento continúa bebiendo de la amargura
del amor que no se tiene
mientras tanto, muy adentro de su pecho,
otro "alguien" espera
un guíño de sus ojos,
una palmadita en el orgullo,
un abrazo a sus virtudes,
un "Te quiero" a la "única pieza" que es su humanidad.
IRMA P.
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"Toda crítica verdadera es un acto de amor".