No soy lo que ves,
porque lo que soy
está tan dentro de mí
que me da vida
allí es donde reside mi alma,
donde comienza y termina
la pulsación del amor y del estrago
lo que soy, sólo existe
tras la cortina íntima
de un universo ausente de
los ojos que ven
no he crecido desde que nací,
no, a la par del mundo y sus criaturas;
quepo en la minúscula concavidad
de un átomo y, como él,
desaparezco en todas las cosas
así que, no soy lo que ves,
porque lo que soy
es luna en cielo amarillo
y del cielo negro
soy cualquiera de sus gotas
por eso escribo como poeta,
y hago versos que me invento
en lo profundo
de la habitación del silencio
sin voz,
sin lenguaje,
sin libreto
me recreo en esas formas
que ves en mí y entonces,
dices que me ves
como me ves
y tal vez,
como quieres verme.
IRMA P.
Me recuerda la mónada de Leiniz. Pese a su solipsismo, ejerce armonía y promueve la belleza.
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