Es tu existencia, pequeño gigante,
la abundancia del amor en pleno,
el alimento perfecto,
la estancia de la ternura,
el regreso del tiempo perdido,
el mágico instante que ocupa la felicidad.
Tus ojos, pequeños gigantes,
como canicas que titilan y deslumbran
con su reflejo limpio y bondadoso,
llenitos de lágrimas, llenitos de risa,
atentos, asombrados,
dormidos, abiertos;
lamparitas encendidas en la casa.
Con tus manos, pequeñas gigantes,
vas dejando dulcísimas manchitas
de colores en las paredes
y en el revés del corazón;
con una sola de tus sonrisas
sueltas los nudos de mi garganta
y tu risa embalsama mis tristezas.
No sabes, pequeño gigante,
que en un abrazo rodeas el mundo
y abrazas mi cuello haciendo posible todo.
Tampoco sabes aún, hijo mío, que me hago
gigante y pequeña cuando te miro,
y que veo en ti, todos los recuerdos
del amor que soy.
IRMA PÉREZ
Poema de mi primer libro A VERSOS LA VIDA, 2012
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