Hay pensamientos que no tienen palabras,
créanme
las he buscado como aguda brújula,
subida en los hombros de
un satélite empinado
creí que estarían por arriba,
así que me lancé en paracaídas
desde el tejado del cielo,
¿yo? ¡yo!,
yo que esquivo hasta al indefenso andén
tambien pensé que estarían por abajo,
levanté algunos troncos y algunas rocas,
arrancándoles con todo y su antiguedad
por si acaso se tratara de esas trampas
en donde a veces suelen caer los inocentes,
pero nada
entonces, empecé a dudar del caos
y las busqué en el orden de las cosas
y fue allí
en donde encontré al pensamiento
con su visible joroba y su mirada inamovible
sin principio ni final
las consonantes deambulaban
dementes y ciegas,
y las vocales gesticulaban
súplicas, angustia, negación,
disimulados gestos en afonía, en agonía
entonces, entendí porqué hay pensamientos
que no tienen palabras,
que no logran decir nada,
que entierran al vocero y al poeta,
que son apenas garabatos atrapados
tras el espejismo de una amilanada puerta
que le teme a sí misma y,
a su llave mas honesta.
IRMA P.
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