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miércoles, 1 de junio de 2016

DE LOS "SELFIES"


En estos tiempos, lo normal, "n o r m a l" es tomarse fotos a uno mismo. Ya hasta adoptamos nombre, extranjero además, para llamarlo; "Selfie". Y lo usamos tan natural y frecuentemente como el jabón del baño o la cuchara para tomar la sopa. 
¿Para qué hace uno esto? ¿Acaso no está más a la mano el espejo para uno verse? ¿Qué intención tenemos, qué mensaje? ¿Seremos todos narcisistas ocultos saliendo del closet de los secretos masivos o, sólo imágenes acomodadas de ególatras y vanidosos buscando aprobación y halago? Como sea, todos tenemos nuestras propias y múltiples razones para tomarnos una foto pero, no se puede negar que la más común y recurrente es la de satisfacer al gran ego, vacío de amor propio y en consecuencia, dependiente de la mirada externa. Pero, bien sabemos que no es así como logramos aportarle una miga de alimento o altura a nuestra estima.
Si bien fotografiarse es un acto libre, un derecho del criterio, la vanidad, la seriedad, del juego o pendejada de cada quien, no es posible conseguir con ello la incomparable satisfacción que otorga el orgullo y el amor por uno mismo pues, lo que realmente somos  es, precisamente, lo que no se ve, y lo que no se ve es lo que precisa una correspondencia real más allá de la capacidad del ojo.
Yo no escapo de los "selfies", que va, aparte de lo que hago como diseñadora de poemas y pescadora de imágenes, me resulta muy divertido jugar a capturar todas las "Irmas" que soy, incluso, a la más niña.

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