Me llama el eco
de unas voces que tiemblan,
me absorbe el profundo hueco
donde fluyo veloz
como agua turbia y necia,
cayendo por el estrecho embudo de
dilatados dolores
de unas voces que tiemblan,
me absorbe el profundo hueco
donde fluyo veloz
como agua turbia y necia,
cayendo por el estrecho embudo de
dilatados dolores
caigo,
y caigo,
y sigo
cayendo,
no busco surcos,
los voy haciendo
y caigo,
y sigo
cayendo,
no busco surcos,
los voy haciendo
viajo a través de sinuosas venas,
en una lamentable gota
vibrante,
salada,
ligera,
a merced de la gravedad y de
una corriente sin nombre
en una lamentable gota
vibrante,
salada,
ligera,
a merced de la gravedad y de
una corriente sin nombre
nada esquivo,
todo lo afronto
todo lo afronto
voy tomando formas que
se desintegran tras una corteza
apenas húmeda y fría
se desintegran tras una corteza
apenas húmeda y fría
me absorben de nuevo
y desaparezco en la sequedad
gracias a un soplo o, al viento
y desaparezco en la sequedad
gracias a un soplo o, al viento
soy siempre agua,
soy siempre gota,
soy
la lágrima.
soy siempre gota,
soy
la lágrima.
IRMA PÉREZ
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