Dicen que un día, muy de los primeros, la mujer dejó de sonreír y así, día a día, su descendencia. No cuentan exactamente qué fue lo que pasó, sin embargo, dicen que esa fatal consecuencia empezó, cuando entristecida y sin entender porqué, se vio involucrada y como señuelo en aquel cuento condenatorio de la manzana.
IRMA PEREZ, La Pillis
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